El café de máquina solía ser malo y amargo. Por eso decidimos llevar la contraria a todos y servir un café cojonudo.
Nos pusimos al lío y empezamos a probar cafés pero ninguno nos gustaba lo suficiente hasta que alguien dijo:
¿A que no montamos un tostadero, seleccionamos nosotros el café y lo importamos desde Colombia?